jueves, 30 de septiembre de 2010

Como un milagro en medio de la noche

No se ni que pasó 
pero me hallaba ahí 
al parecer sin razón.

En medio de la noche
victima del insomnio
torbellino de pensamientos,
asedio de recuerdos.

No creo en eso del destino,
pero puedo comprender
que ese era el momento,
ni antes ni después,
para que lo impensable ocurriera.

Sin esperarla ni pedirla
una luz llegó a mi ser,
y me recorrío por completo.
sanando a su paso cada herida,
enfrentando al pasado no para eliminarlo,
sino para hacer las paces con él.

Un alivio y fuerzas para seguir,
para perdonar y continuar,

Y caí en cuenta que la luz no era externa,
sino venía de mi mismo,
de mi corazón y de mi mente.
un rayo iluminó la habitación
con colores cegadores y brillantes,
como una llama que no quema,
y me mostró la verdad,
acerca de mi interior.

A pesar de mis limitaciones 
fui iluminado.
Una lágrima alegre quizo salir
y una sonrisa creada por el recuerdo de los míos
me invitó a conciliar el sueño.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Él lloró

Fue entonces que Dios por primera vez fue humilde,


bajó con la joven y la abrazó,


y le pidió disculpas mientras lloraba.





Disculpas por haberla abandonado


así como se olvida lo efímero,


por haberla creado bella como un ángel


sin dotarla de alas para escapar del dolor.





El creador se mostró arrepentido


de no haber sido el padre que prometió al idearla.





Pero Dios no podía hacer nada más,


ya todo estaba perdido.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Piel a piel



I

No hay que inventar explicaciones ni pretextos;
al menos no para este encuentro.
Simplemente había heridas
y ambos nos necesitábamos.

Me helé al verte llegar.
Tu rostro discretamente maquillado,
tu cabello ondulado 
suelto al aire.

Un bello vestido claro,
ligero y lindo 
que ajustado a tu cuerpo
imitaba tu silueta
y despertaba mi curiosidad. 
Unos sugerentes botones sueltos 
especialmente para mí.

II
Al cruzar el portal de la habitación
nos fundimos en ósculos apresurados
para expirar la impaciencia
y desnudar la timidez.
Jugueteando lascivamente
buscábamos no recordar
nuestra doliente soledad.

Recostados, y tú encima de mí,
mi mano palpa tus piernas
y se extravía entre sus delirios.

Tus prendas desvanecieron y
vestiste sensualidad.
La tela se deslizó por tu figura
cediendo a nuestra ansiedad
para no demorar más lo inevitable,
para mostrar misterios
y nuevos mares.

Rozando sensibilidad 
y sin creer a mis sentidos
exploré delicias y rincones.

III
El arte en tus besos me hipnotizó,
y con ternura  esfumaste mi ropaje.

Mi pecho y tus manos,
tus labios y mi cuello.
Tu aliento caminó por mi vientre
descendiendo hacia el deseo.

Dulzura  de tu boca,
Caricias de tu lengua.
quebraste mis suspiros
con tan cariñosa felación.
Ganaste el duelo,
y vulnerable a tus encantos
rompí en éxtasis.

IV
Devolviendo la gracia
volví a la fuente, tus labios.
Con torpeza y con tropiezos
navegué  por tu mapa,
islas y naufragios a través de ti:
tu mentón,
tu cuello,
tu hombro derecho,
sumergiéndome en tus senos, 
y el lunar bajo el pezón izquierdo;
tu cintura, 
tu ombligo,
me perdí en tu cadera,
y encallando entre tus piernas
me hallé otros tiernos labios
que besé sin recelo
mientras tu espina entera se erizaba.

Tus muslos abrazan mi cuerpo
y tu espalda se arquea de gozo.
Los botones de tu pecho
cantan tu inasfixiable excitación.

Sentí tu esencia temblar
cuando un gemido salió de tu garganta.
Vínculo hermoso,
a la luz de un orgasmo.

V
Emprendimos esto como un juego
siendo cómplices que querían
vengarse de la vida 
y olvidar el pasado.

Juramos y apostamos
que esta sería la única vez.
Pero caímos
e imaginamos un futuro juntos.

Envuelta en las sábanas 
preciosa mujer,
diosa húmeda
no había mejor tesoro que admirarte.

Me miraste dulcemente y sonreíste.
Sin  palabras me abrazaste.
Profundamente y segura te fuiste colocando,
el perfume de tus cabellos revueltos sobre mi cara,
secuaz oscuridad que enmarcaba tu figura.

Piel a piel hasta el alba,
comunión inusual
Morí  mil veces dentro de ti,
y reviví con el baile de tus caderas.

A la verdad de tu experiencia y de nuestro primer encuentro,
con mentiras piadosas te oculté mi virginidad que ya te habías llevado.

Coito transmutado en poesía,
preferimos compartirnos a poseernos.

VI
Unidos por un abrazo
bajo el agua que nos baña
nos susurramos secretos,
temores y delirios.
Desbordando afecto
y evitando los resquicios 
de nuestros cuerpos empapados. 

Ya no necesito abrazos espectrales ni labios ausentes,
tú me completas.

Murió el deseo con el amanecer
para invitar al amor a entrar en nuestras vidas.